Mis comienzos
No es un don cocinar, es el resultado de esfuerzo diario.
Porque digo esto, porque en mi caso siempre quise cocinar y dedicarme a la
gastronomía, desde muy chica, pero lógicamente no alcanzaba solo con eso. Me
metí en una cocina a los 20 años de ayudante, y empecé muy de abajo. Pelando
papas, cortando cebollas, afilando cuchillos para que otros usen, limpiando la
cocina después de cada servicio, sacando la basura, fajinando platos, acomodando
la mercadería que entraba, lavando verduras, entre otras cosas. Me toco un jefe
de cocina bastante jodido, machista, muy gritón, enojado con la profesión. Eso
no importo, yo tenía GANAS, y eso pesaba más que cada día que me volvía llorando
a mi departamento. Recuerdo que la plata no me alcanzaba para nada, quería
estudiar, me moría de ganas. No tenía tiempo para nada me pasaba los tres
turnos en la cocina, de a poco me iban dando más tareas, yo feliz, igualmente no
dejaba de volver llorando al departamento en algunas oportunidades. Pasaban los
meses, y la plata seguía sin alcanzarme para pagarme los estudios, llegaba a
cubrir lo básico. Acá en Córdoba Argentina no te becan, es muy difícil, además de
ser una carrera cara la de Cocinero Profesional. Eso no me desmotivó. Seguí trabajando,
hasta que llegó el día de sacar el primer plato al salón. ÑOQUIS DE PAPA CON SALSA
CUATRO QUESOS. No puedo poner en palabras la sensación que tuve, pero ese momento
quedo grabado a fuego en mi mente. Y ahí realmente supe,que quería tener esa
sensación cada día de mi vida, sentir esa adrenalina que corre por cada poro de
tu ser en cada despacho, que te enoja y a la vez te encanta. Ese día supe que
nací para aprender a cocinar.
Leí cada libro o artículo que encontré, vi todas las
películas de cocina que pude ver, leí recetas, busque técnicas, escuche
entrevistas, era adicta a los programas y series de cocina. Todo eso se sumaba a mis
horas en esa cocina, que me enseñaba desde la manera más ruda, lo que es esta
profesión.
Comentarios
Publicar un comentario