Los delirios de Chefcita

Aunque busque otras oportunidades, aunque piense en otras cosas para hacer, para aprender. Nunca te dejare de amar. Me acobijaste más de una vez, me llenaste de sabiduría, fuiste dura y dulce a la vez. Me confundiste en más de una ocasión. Me hiciste llorar hasta ahogarme, toque fondo, quise abandonarte, pero al otro día abría los ojos y sabía que otra cosa no podía hacer. Fuiste, sos y serás mi gran amor, no el único como pesaba. Pero si el que más me marco, el que se metió en cada célula en cada fibra de mi ser. Me marcaste por dentro y por fuera, como solo vos sabes hacer.  TE AMO, tan simple y complejo como eso. Pero; ¿Cómo te explico que no quiero que nos lastimemos? Necesito un tiempo para mí. Hoy estoy decepcionada, no con vos, estoy decepcionada con las consecuencias que trae tenerte conmigo. Por eso quizás alejarme un tiempo, me haga bien, me vuelva más fuerte. No quiero que esas consecuencias que hoy veo que son negativas, hagan que te odie, que me enoje con vos. Lo he vis

M is manos son más pequeñas, pero mis ganas son inmensas. Mis piernas más cortas, pero siento una pasión inenarrable.  Tengo los pulmones y el corazón más pequeño, pero se expanden con cada textura, con cada sabor, con cada olor. Mi piel es más finita más delicada que la tuya, pero está marcada, cortada, quemada como la de cualquier cocinero. Dicen que el cerebro de un hombre tiene un %4 más de células y 100 gramos más de tejido, eso no es un freno para nosotras las cocineras. Es un rubro hostil, donde nosotras tenemos días donde estamos más sensibles más vulnerables; con dolores físicos agudos por una cuestión básicamente de la naturaleza, sin embargo, ahí estamos levantando ollas, cortando vegetales, depostando animales, horneando panes, entre otros, en la mise en place, hombro a hombro con nuestros colegas. Dejando cada dolor de lado para cumplir con lo que se nos exige. Tenemos diferencias en el comportamiento ustedes son más agresivos, nosotras expresamos nuestras emociones

La feria gastronómica AJI MERCADO GOURMET se realiza en la ciudad de Córdoba Argentina.  Tras el éxito del 2015 y 2016, el espacio gastronómico Ají Mercado Gourmet regresó con una propuesta ampliada y una interesante agenda de actividades en el  Centro de Arte Contemporáneo – Chateau Carreras.  Los creadores de  Ají, Mercado Gourmet   ahora tienen una propuesta renovada: llega   Ají, Feria del Chateau , que se realizará por primera vez del   25 al 28 de mayo y se repetirá una vez por mes. Ají, Feria del Chateau  está orientada a quienes disfrutan de pasar un buen momento al aire libre, comer bien, la buena música emergente, el arte y una feria que aúna productos gourmet, productos orgánicos, artículos de diseño, artesanías de calidad, deco y tendencias. Se trata de una propuesta integral con food trucks, restaurantes, barras de bebidas Premium y cervezas artesanales; y se complementa junto a un lugar único como lo es el  Centro de Arte Contemporáneo del Chateau Carreras . Esta e

Prefiero observar a ser observada, desde el momento que sale el plato hasta que llega a la mesa, me lleno de expectativas, necesito ver que pasa por el rostro de la persona que lo recibe, es un mensaje literalmente, por eso hablo de comunicación. No quiero aplausos ni ovaciones, quiero sonrisas, quiero ojos empañados, deseo que la gente viaje en el tiempo. Con trasmitir y emocionar me alcanza y sobra. Yo como cocinera alimento mi alma, con esas cosas. 

Chocolate, frutos rojos aire de cedrón y lavanda.

Version del clásico postre vigilante en Argentina o el famoso queso y dulce.

Felicidad de hacer lo que uno ama, felicidad de saber que alimenta. Felicidad de llegar a cada persona en un bocado. Felicidad de trasmitir, de permitirnos brillar, que de tanto brillo se escondan nuestros miedos. Felicidad de saber que podemos tener un oficio hasta el último día de nuestras vidas. Felicidad y respeto por nosotros mismos/as. Felicidad porque a través de nuestra profesión nos encontramos y aceptamos. Felicidad eterna a la cocina…

En Argentina, allá por 1810, los habitantes del Río de la Plata, a pesar de la influencia española, se empezaba a manifestar el consumo de carne desde la campiña, proveniente del ganado cimarrón que traían los inmigrantes.L as comidas de antaño comenzaban generalmente por la sopa de fideos, de arroz o de pan, a la que se agregaba uno o dos huevos cocidos por invitado. Seguían el puchero de cola o de pecho, con chorizo, verdura o garbanzos, acompañado de una salsa de tomate y cebollas; la carbonada, que en el verano llevaba choclo, peras o duraznos; el quibebe, que era zapallo machacado, al que a veces se le agregaban papas, repollo y arroz; el sábalo de río frito o guisado; las empanadas y pasteles de fuente, con carne o pichones; la humita en chala y el pastel de choclo, el asado de vaca a la parrilla; la pierna de carnero mechada; el pavo relleno, engordado en la huerta de la casa, que se mandaba a asar en la panadería próxima; las albóndigas de carne con arroz; el locro. Los postre

Ser cocinero/a  nos genera muchísimas sensaciones, duele, alimenta, hiere, emociona, lastima, te enseña, educa, te enoja, te infla, te achica, reís, lloras, odias, amas. Pasas segundo a segundo por estas sensaciones. Sentís que vas a enloquecer, pero a la vez te encanta. Es una droga, una vez que la encontras no podés parar, queres más. Te haces adicto al calor, al aroma, a los sonidos de los cubiertos sobre los platos, a cada detalle, al sonido del extractor un gran aliado en la cocina, a probar cada cosa que preparas, te haces adicto a tu cuchillo, un compañero más.  Sentís que ya no hay marcha atrás, queres eso cada día de tu vida, tu boca explota de sabores, tu piel esta llena de marcas, a tu alma la entregas en cada plato, te convertiste en un/ una gran intérprete de recetas, la adrenalina recorre todo tu cuerpo en cada despacho, tus ojos solo quieren leer comandas, y tus manos, tus manos cocinan lo que dicta tu corazón.  

Si hablamos de herencia, tengo la pasión y la dedicación de mi abuela materna, son pocos los recuerdos junto a ella, porque se fue de viaje eterno cuando yo apenas tenía cuatro años, pero dejo mágicamente en mi un gran legado: Cocinar. Ella estudio con Petrona Carrizo de Gandulfo más conocida como “Doña Petrona”. Mi abuela se pasaba todo el día cocinando, en ese momento en la casa de mi madre se comía un entrante un principal y un postre, luego el café con alguna torta o tarta que mi abuela hacía, por supuesto todos los días. El momento del café, era un momento donde ya los niños no querían participar ya que en esa época solo hablan en la mesa los adultos, pero mi madre cuenta que se quedaba esperando las delicias dulces de mi abuela, sin importarle nada. Todo el mundo que tuvo el placer de probar algún delicioso plato de Porota (mi abuela) solo tienen elogios. Bueno de solo imaginarlo me emociona. Me hubiera encantado compartir con ella. La vida me demostró que, a pesar de no haber

Los cocineros, tenemos cosas para decir, hablamos a través de nuestros platos. Hay de todo dentro nuestro para contar: amor, felicidad, dolor, traición, alegría, tristeza. Algunos más, otros menos, todos tenemos una historia, todos tenemos un pasado, que sale en cada plato. Convertimos quizás cada recuerdo en arte, con el solo fin de que los comensales, lo disfruten. Entonces podemos convertir a través de la cocina, a través de nuestras manos, los recuerdos que nos abruman, que nos atormentan, los miedos, las angustias en algo bonito a la vista, sabroso para el paladar y saludable para el organismo.

Hablemos de algunas de las partes del cuerpo que involucramos al cocinar, nos sostenemos durante jornadas largas sobre nuestras piernas que a pesar de estar cansadas nunca nos abandonan, nuestros ojos están en mil cosas a la vez, estamos todo el tiempo observando lo que pasa a nuestro alrededor, tratando de estar en cada detalle. Nuestros oídos, cumplen un rol fundamental, las cosas que ya no podemos ver por falta de tiempo, elegimos oírlas. El olfato es nuestro mejor aliado. Todos nuestros sentidos se agudizan para no dejar librado al azar ningún detalle. Que decir de nuestras amadas manos, que están ahí dándolo todo, soportando cortes, quemaduras, golpes entre otras cosas, pero son pocas las veces que nos detenemos, a veces pasan horas y recién al final del servicio al observarlas, nos damos cuenta que están lastimadas, pero no sabemos en qué momento paso. Nada importa, es una profesión que hay que ponerle el alma y el cuerpo. Y así lo hacemos, los apasionados, porque nuestro cuerpo

Libro de Fernando Trocca - Cocinero Argentino

No hay que tenerle miedo, a los recuerdos, al pasado. Son parte de uno. Es cómodo que estén ahí, inmóviles, paralizados. Pero quizás, los cocineros encontramos la manera de que ustedes viajen a su interior. Y se encuentren con ellos, y vuelvan a ese día, a ese momento a través del sabor de un bocado de algo que cocinamos para ustedes con esa intención: RECORDAR

Creo que ser cocinera/o nos convierte en personas generosas, pensamos en nosotros y en nuestra esencia en el momento en que estamos creando, cocinando, pero a la vez pensamos en quien lo reciba, somos muy consciente de ello, todo el tiempo. Por eso hablo de generosidad, porque pensamos en el otro de un modo honesto sin esperar nada a cambio. A la vez tratamos de emocionarlos a través de nuestra comida, queremos llegar a lo más profundo de su alma. Deseamos que alguno de los platos que le servimos empañe sus ojos con emoción y los envuelva en algún maravilloso recuerdo que los haga viajar en el tiempo. Que vuelvan a sentirse como en ese momento, la comida nos traslada de recuerdo en recuerdo, de lugar en lugar. Nos conecta con lo más profundo de nuestro ser. Eso es magia, no se ve, no se toca, pero se siente al modo de erizar cada poro de tu ser y emocionar cada átomo de tu cuerpo.