REALIDAD

De a ratos sentimos que queremos tirar la toalla. Jornadas interminables y calurosas, la paga es generalmente baja y el sacrificio enorme. Nos duele el cuerpo y muchas otras veces nos duele perdernos momentos. De a ratos nos damos cuenta que reemplazamos fechas importantes con nuestros seres queridos, por despachos.
De a ratos somos los últimos en enterarnos lo que pasa en nuestro entorno, simplemente por no estar, o por no poder atender el celular si alguien pretende avisarnos. A las fiestas somos los últimos en llegar, con suerte si llegamos. Y si llegamos quizás lo hagamos con un poquito de olor a comida y un toque desarreglados, bueno, era decidir si íbamos o si nos bañábamos.
De a ratos cuando acariciamos a alguien nos damos cuenta cuan ásperas y lastimadas están nuestras manos, a ellos quizás no les importe, pero a nosotros nos pone a pensar…
Otras veces son más las horas que pasamos con luz y calor artificial, que con luz natural y calor del sol.
Mientras la gente celebra nosotros estamos en servicio, cocinando. Cuando otros rubros paran por algún reclamo, nosotros alimentamos. Cuando falta un compañero/a, pasamos a la bacha, doblamos servilletas, tomamos reservas, ordenamos el salón, fajinamos, entre otras tareas.

Siento que lo único que nos termina motivando es el amor y la pasión que llevamos dentro. Generalmente nos llena la vocación de servicio, el ser buenos artesanos/as, y el alimentar al prójimo. Porque en mi caso mis bolsillos no se llenaron de billetes,mi cuenta bancaria esta igual que siempre, al límite,  trabajé más en negro que otra cosa, me perdí cientos de cumpleaños, el nacimiento de mi sobrino. En las vacaciones es donde más trabajo y brindo más con la gente del trabajo que otra cosa. No es una queja, pero es una realidad. Si no fuera porque realmente me apasiona lo que hago, de a ratos sentía que debía tirar la toalla. 











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